¿Costumbres lobunas?

Más del 54% de los ataques de lobo se produjeron al sur del Duero entre los años 2005 y 2012 y casi el 30% con expedientes tramitados (quejas formalizadas) en las reservas regionales de caza, según la Consejería de Medio Ambiente. Según las fuentes oficiales, la Junta ha pagado a modo de indemnización a los ganaderos es de 1.742.234 euros.

Cadáveres de ovejas

Cadáveres de ovejas. Fuente: rtvcyl.es

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¡Menuda castaña!

Hermosa castaña

Hermosa castaña

En plena noche de domingo, una vez que uno se ha enterado de lo que acaece en el mundo a través de los servicios informativos, es momento de hacer balance de la recolección de setas, castañas y yagas en los pies (aquellos que las tengan). La verdad es que ha sido un mes de octubre bastante bueno y todavía estamos a primeros, primerísimos de noviembre. Los amantes del campo, camaradas de guardianes de rediles y forajidos de la montaña, están de suerte. Quién pudiera seguir disfrutando de los placeres de vergel que nos rodea… Yo por lo menos no, pero eso no me quita la satisfacción de la exploración hecha hasta ahora.

Separada la cesta de los hongos de las bolsas iniciales que sirvieron para coger castañas a la vera de esos sufridos castaños (son testigos impasibles de tormentas eléctricas), uno se acuerda de lo útil que pueden ser los sacos de patatas. Yo creo que los futuros chalecos antibala de fuerzas y cuerpos de seguridad estarán hechos de un material sintético del saco de patatas. Qué entretejido más cerrado, cuántas cerdas juntas, cuántas cosas se pueden hacer con los sacos. De momento, servir de recipiente para el cómputo global de las castañas.

Las impresiones no son malas, a pesar de que uno se acuerda de la cantidad de castañas que probablemente desaparecieron por el apetito voraz de algún jabalí o por otros factores que no deseo considerar. No descarto ponerme a vender un puñado de castañas de manera reglada en un rincón poco inhóspito de la ciudad, pero eso es una intención que dejo para más adelante.

Una vez que tienes las castañas delante de las narices, ¿qué puedes hacer con ellas? ¿No te pica la curiosidad acerca de las maneras en que se puede comer ‘eso’? La cocina mundial (paso de ponerle ningún baremo asociado a ninguna bandera) conoce mil y una recetas para asar, cocer, freír,… prácticamente todo lo que se te ocurra. Personalmente, creo que el valor añadido de las castañas asadas es irremplazable por otra forma de prepararlas. Tostaditas a la lumbre, chamuscadas por fuera y crujientes y extremadamente sabrosas por dentro. Qué maravilla.

La castaña es un alimento bastante fuerte, tanto como lo es cuando la manejas recién sacada de la pelliza. Aunque no debéis hacerlo, si probaseis a lanzarle una castaña a alguien mientras estáis recogiendo, podríais comprobar que a la otra persona no le haría ni pizca de gracia que le atinaseis con ella. Ya las propias pellizas (que en Aliste se les bautiza en masculino, pellizos, y esto daría para un debate etimológico digno de otra entrada) muestran cierta inaccesibilidad y daño. Maldita la gracia que te hace estar debajo de un castaño, arriñonado/a cogiendo castañas, mientras una pelliza se cae de las rama y se te posa en la nuca. Para finalizar el grado de inaccesibilidad, es imposible coger castañas sin ayudarse de palos, botas y los que lo necesiten, de guantes, para no sangrar mucho (tener unos pinchos clavados) o dolerse cada vez que se acercan los dedos al continente de la castaña.

A pesar del esfuerzo inicial, es un alimento ideal del otoño. Si piensas montar un puesto para vender castañas, agradecería que te pusieses en contacto conmigo.

Castaños en el monte

Castaños en el monte